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Barranco de Balos (Gran Canaria) |
Redacción IZURAN. Desde que hace más de un siglo se identificara la escritura líbico-amazigh en Canarias, casi nadie ha osado desentrañar que mensajes podrían encerrar esas misteriosas letras. Pero, a diferencia de otras manifestaciones rupestres de los antiguos canarios, la escritura no ha sido lo suficientemente valorada. Quizás porque el grueso de las estaciones epigráficas se ha descubierto las ultimas décadas, o sencillamente por lo difícil de encajar el hecho de que unas sociedades ‘prehistóricas’ fueran conocedores de un elemento tan civilizado como la escritura. Así, mientras otros elementos de la cultura de los primeros isleños han sido objetos de copiosas investigaciones, un elemento cultural de la trascendencia de la lengua y la escritura han sido condenados a cierto ostracismo bajo la premisa de la imposibilidad de profundizar en su conocimiento. La excusa de esta exclusión es que el 'guanche' está muerto desde hace siglos. La prueba salta a la vista; no existe departamento ni especialidad ninguna en nuestros recintos universitarios y académicos dedicados a tal fin. Hecho que llama la atención cuando es más que sabida la pertenencia de las antiguas hablas indígenas canarias a la(s) lengua(s) bereber(es) o amazigh(es), idioma aún muy vivo en el norte del Continente. Sin embargo ante este despropósito inexplicable, salvo desde perspectivas extra científicas, no han faltado algunos especialistas en la materia durante los últimos siglos. Y en la actualidad contamos quizás con uno de los investigadores más especializados y autorizados en la materia.
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La Caleta (El Hierro). (c) H. Nowak |
El investigador Ignacio Reyes García no sólo es doctor en Filología y licenciado en Historia, sino que carga a sus espaldas un bagaje de más de dos décadas de estudio de las antiguas hablas indígenas del Archipiélago. Con esta dilatada experiencia y profesionalidad ha dedicado gran parte de su vida a estos escasamente reconocidos menesteres. El fruto de este trabajo es una extensa bibliografía en la materia que culmina con el Diccionario ínsuloamaziq (2011). Sin embargo hasta hoy, su grado de especialización tampoco hizo que Reyes se lanzara a la piscina de las inscripciones alfabéticas amazighes de las Islas, que como es sabido entrañan una mayor dificultad que las fuentes latinas. Esto no ha sido impedimento para que desde hace unos meses, con el aval de más de 2.000 voces indígenas estudiadas, Reyes tomara la decisión de emprender la ardua labor de analizar las fuentes escritas en el alfabeto amazigh de los antiguos canarios. Así en su espacio digital donde podemos disfrutar su cuidadoso trabajo filológico de lingüística comparada, fueron publicadas sus recientes hipótesis etimológicas sobre varias estaciones; como por ejemplo las del Barranco de La Angostura (Agüimes), Cueva de Toscas del Guirre (La Gomera) o la de El Cabuquero (Abona). Entramos así en un nuevo campo de investigación, sugerente e inimaginable hace unas décadas, que abre una puerta que siempre estuvo ahí esperando a quien se atreviese a ver más allá de las generalidades de la arqueología ochentera insular.